Juan Navarro Baldeweg | Fin sin fin

Mi trabajo se ha desarrollado sobre el tablero fragmentado en el que se distribuyen las obras realizadas en los distintos medios expresivos que he practicado: arquitectura, instalaciones, arte del medio ambiente, escultura y pintura. Las obras hechas a lo largo del tiempo en estos medios son muy diversas y poseen su propia especificidad y, sin embargo, me gustaría ahora subrayar que en ella se manifiestan de un modo diáfano unos principios y unos fines comunes: las ideas que éstas reflejan -o las que sus maneras de hacer exhiben-, las preguntas que sugieren y el interés que pueden suscitar se deben a su trato con dimensiones que se identifican con los fondos compartidos. Para clarificar esa noción de fondo y a modo de ejemplo interpretativo reproduzco lo que escribí sobre la pieza La columna y el peso:

“… La pequeña pesa hace hablar a la columna y nos dice: ‘soporto el peso’… La columna vive y habita en el campo de la gravedad… Condiciona la mirada y remite a la inteligencia y a la experiencia de una habitación más universal, más distante aunque omnipresente… La intención es llevar la percepción de la columna hacia un fondo, fijarla como figura en un horizonte sobre el cual interpretarla y, por medio de ella, traer a la experiencia esa condición de energía aglutinante y envolvente”.

Este ejemplo facilita la comprensión de la exposición pues junto a La columna y el peso hay pinturas que ostentan una factura que también obedece en-teramente a la gravedad -vertidos líquidos, vuelcos y goteos, resultantes de un ejercicio que cuenta deliberadamente con la fuerza natural. Podemos declarar que estas obras son representativas de una perspectiva invertida en la que el fondo está en el primer plano. Hacen concreto y cercano unas dimensiones esenciales que, sin embargo, con frecuencia pasan desapercibidas y, de ese modo, aproximan la naturaleza de nuestro ser orgánico a una casa lejana y próxima a la vez, en una sede de orden universal participado. La imagen corresponde a la instalación denominada Interior II: un diálogo de estructuras que hacen visibles o experimentables las coordenadas universales del ser humano en el medio ambiente.

1. El campo magnético terrestre nos protege de la llamada radiación cósmica, partículas de alta energía perjudiciales provenientes del espacio. Su existencia es una de las causas de que nuestro planeta sea habitable, sea nuestra casa. Para percibir el magnetismo terrestre se situaron unas brújulas que marcan la dirección Norte. Se creó alrededor un anillo de brújulas, donde unos imanes obligan a que sus índices sigan el círculo. La idea es hacer visible el magnetismo terrestre creando un contraste con su artificial y deliberada disposición circular.

2. Se creó un peine de luz con unos bastoncitos metálicos sobre una base en ángulo recto, una escuadra de aluminio lacada en blanco que sirve de base a esta serie de varillas que producen sombras al peinar la luz que reciben.

3. Una pieza de gravedad colgada en el espacio nos sirve para percibir cómo, al aumentar la sección de los elementos de la escuadra metálica en ángulo recto, se hace visible el desplazamiento de su punto de cuelgue acompañando el engrosamiento de sus ramas y a la vez con el objeto de mantener la horizontal de la parte superior de estas.

4. Es una pieza de tiempo o también una pieza que hace visible un proceso entrópico. Dos ruedas que se atan a la flecha de un pesacartas común que tiene sobre él una vela que se va consumiendo. Conforme la vela disminuye y tiene menos peso, una de las ruedas sube y la otra baja. Se produce una traslación de las ruedas sin ningún esfuerzo. Se retienen la una a la otra y se desplazan manteniendo el equilibrio. La vela se consume. El desplazamiento (la marea) de las ruedas acusa el coste energético.

5. El cuerpo y las sombras; el cuerpo, la mano en el aire y la mano que coge. Es una ordenación que proviene de la proxémica y de la arquitectura de la información. Se trata de crear un abecedario de sombras que pueden llegar a expresar indirectamente nuestra relación y diálogo con otras personas o, en general, con el espacio circundante. · · · Estas instalaciones, tanto la del CAVS (1973) como la del MNCARS (2009), son como jardines de energías.

Juan Navarro Baldeweg